Este puede ser uno de los elementos cartográficos más conocidos y más bonitos. Se empleaban en los antiguos mapas para señalar los puntos cardinales y las direcciones de los vientos. De la rosa de los vientos salían numerosas líneas de rumbo o demoras que se entrecruzaban en diversos puntos del mapa, estas líneas eran una ayuda para los navegantes que les permitía navegar mar adentro empleando solamente la brújula como referencia. El navegante trazaba la línea recta que unía los puertos de origen y destino y después le daba al piloto el rumbo de la línea lo más paralela y lo más próxima a la que él había trazado. El barco seguía dicho rumbo hasta encontrar otra línea que fuera más paralela.
Las rosas de los vientos se convirtieron en marcos de una impresionante belleza albergando en su interior desde complicados dibujos geométricos hasta imaginería religiosa.
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